Editorial: el alma alemana

"El alma alemana" es una expresión que recorre cómodamente las páginas del libro de Kracauer sobre cine De Caligari a Hitler. Una de las innumerables anécdotas que figuran en ese libro cuenta que en el período de entreguerras un conde de Francia, felicitando al guionista de El gabinete del doctor Caligari, sentenció que aquellos eran tiempos para que el alma alemana se diera a conocer al mundo. Con aires de mucha grandeza decía que el alma de Francia ya había tenido su momento con la revolución de 1789 y que ahora le tocaba el turno a los alemanes.
La fórmula de alquimia intelectual que por decantación aplicamos en esta separata queda perfectamente resumida en la anécdota que acabamos de dejar atrás. El mismo movimiento del espíritu por el cual aquél conde parece captar la fuerza real de la historia, al punto de predecirla, nos conduce también a recorrer un considerable y enrevesado itinerario de películas alemanas que nos permiten entrar en interacción con esa especie de realidad inmaterial que con gran convencimiento todavía persistimos en llamar "espíritu alemán" o "alma alemana".
Como contundentemente lo demostraron el expresionismo alemán, las obras de propaganda nazi dirigidas por Leni Riefenstahl e incluso La caída, el cine se impone en nuestros tiempos como la herramienta de expresividad humana, quizás, más poderosa del planeta. En este caso son las películas alemanas las que nos adentran en la expresión alemana misma, haciendo totalmente superfluos los límites abstractos y aburridamente formales de un lenguaje artístico específico. Cine, historia, filosofía, literatura, y quién sabe qué otras sustancias elementales de la fuerza espiritual alemana, se condensan en esta ambiciosa separata de La ventana indiscreta.
Salvando las distancias históricas y los subsiguientes compromisos asumidos (recordemos que, aunque convencidos de lo nuestro, sólo somos cinéfilos del todavía joven siglo XXI), ofrecemos las páginas que siguen como una constatación de aquella premonición del conde de Francia. El alma alemana, finalmente, se dio a conocer al mundo y el cine, aún hoy, sigue dejándonos ineludibles testimonios de su compleja e irresistible presencia.




La ventana indiscreta 1


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