Destruir a Batman


por Mariano Colalongo

Tal vez junto a Paul Thomas Anderson y Sam Mendes, Christopher Nolan es uno de los directores de la actualidad que ha renovado el cine narrativo, produciendo un cine “de masas” a la vez inteligente y ágil. Estas dos características lo elevaron rápidamente a la cúspide de la industria cinematográfica y, con tan sólo ocho largometrajes, Warner Bros lo puso al mando de una de sus producciones de mayor presupuesto, The dark knight (2008). En esta película Nolan retoma la saga iniciada con Batman begins (2005), en la que ya advertíamos la necesidad de dotar de nuevo aire al héroe protector de ciudad Gótica. Si bien cada película que se le dedica al héroe termina por vérselas con el problema de actualizarlo o presentarlo en sintonía con su época, de manera que se vuelva atractivo para el gran público, esta cuestión se perfila como el objetivo (y logro) de Christopher Nolan. Las películas del género de superhéroes de la próxima década tal vez no puedan pasar por alto sus planteos innovadores.
Pero, la historia enseña que la novedad es también confusión. Justamente, al momento de su estreno mundial muchos rumores periodísticos coincidían en que se trataba de una película adulta camuflada entre los estrenos infantiles de vacaciones. Lo cierto es que Nolan logró actualizar a Batman con una película en tono de enigma, que nos lleva a reflexionar profundamente sobre las condiciones sociales de la violencia y la justicia, en un género comúnmente considerado “de espectáculo”. Ya Frank Miller, uno de los guionistas de comics que más ha influído en el cine (autor de 300 y Sin City), se había propuesto la tarea de renovar la figura de Batman. Parece que, ya a mediados de los ochenta, el héroe se había vuelto predecible y aburrido, al tiempo que la violencia de las sociedades se volvía más extrema y cotidiana. La actualización de Miller consitió en oscurecer al héroe, volver sobre sus dotes góticas, y para ello sacó a relucir su naturaleza crepuscular, recayendo sobre todo en su moral ambigüa. En el cómic Batman: año cero (Miller, 1986) Wayne tiene 25 años y su historia como héroe recién comienza. Algo de esta obra hay en Batman begins de Nolan, que también retrata a un joven Wayne en su decisión de convertirse en protector de la ciudad. En el comic Batman: the dark knight returns (Miller, 1986), por el contrario, lo vemos envejecido y decrépito. Si bien podemos advertir la influencia de Miller en sus dos películas, con The dark knight Nolan ha hecho una cosa diferente, original. En la obra de Miller, Batman está a punto de retirarse; en la de Nolan, recién comienza a pensarlo, y las situaciones terminan presionándolo para huir y dejar de proteger el orden de la ciudad.
En The dark knight ciudad Gótica ha logrado cierto equilibrio. Bruce Wayne es un hombre maduro, no queda nada del pasado romántico que inspiraba la mansión Wayne, que fue demolida. Las fiestas fastuosas, el penthause desde el que contempla toda la ciudad y al que tiene acceso por un helipuerto, nos hablan, sin embargo, del nihilismo y la soledad en la que está sumido como persona. Algunas charlas con Alfred (Michael Caine) destilan cierto anhelo de libertad, cansancio y conflicto interior. No obstante, las relaciones entre el teniente Gordon y Batman le han dado cierta seguridad a ciudad Gótica, que se ve reforzada por la aparición de Harvey Dent (Aaron Eckhart), el “caballero blanco” como lo llama Batman, un fiscal con fama de hombre justo, valiente e incorruptible, en quien Wayne ve la posibilidad que añora, dejar de ser Batman. Lo cierto es que Batman ve en Dent a un digno sucesor en la seguridad de ciudad Gótica, incluso más digno que él, pues sus métodos oscuros lo obligan al anonimato y a una forma, quiéranlo o no los bienpensantes, de “terrorismo” que nunca deja de ser dudosa, incluso para él mismo.
Pero, en ciudad Gótica el equilibrio es aparente y la seguridad momentánea. En algún lugar una banda de criminales ingresa a robar un banco. El Guasón está entre ellos, dirige encubiertamente el operativo. Batman, a su vez, se ha globalizado. Como sucede en muchos lugares del planeta, todo lugar es cualquier lugar. Ahora Batman puede dejar ciudad Gótica en busca de algun criminal que haya logrado escapar. Algo que ya veíamos en Superman returns (Brian Singer, 2006), en la que el hombre de acero vuelve a Metrópolis de solucionar un problema en ciudad Gótica, en una broma al anterior film de Nolan, donde, para la parte de los espectadores que alimentan esta opinión, veíamos un Batman “conflictuado”, que no podía atender a sus asuntos. En The dark knight, cuando el contador de la mafia Lau (Chin Han) vulnera la seguridad de Gótica y, luego de transferirse los fondos de la mafia a su propia cuenta, logra huir a Hong Kong, Batman no dudará en extender su jurisdicción sobre Gótica y apresarlo en una acción secreta en la ciudad puerto de China. Esta acción levantará una reacción entre los criminales, que irán en busca del Guasón, quien antes les había aclarado que el problema era Batman, o el miedo y la frustración que había logrado introducir entre ellos. El plan del crimen organizado, a partir de entonces, será destruir a Batman, y el único capacitado será su archienemigo el Guasón. A partir de entonces comienza a crecer ilimitadamente la figura del lunático malechor. Hoy todo el mundo admite que Heath Ledger ha logrado, antes de morir pulverizar la representación del Joker que nos había fijado el gran Jack Nicholson. Varias características los diferencian: el Joker de Nicholson tiene un humor menos retorcido que el de Ledger, y mientras el de Nicholson es más orgánico a las mafias, el de Ledger es un terco individualista, un agente del caos; el de Nicholson sigue un modelo El padrino, el de Ledger se construye sobre un figura más actual de un criminal psicótico que no pretende tanto dominar ciudad gótica cuanto introducir el caos allí donde antes existía el orden.
En realidad, no es casual que Nolan no haya apelado a poner el nombre Batman en el título de esta película, sacrificando el rédito icónico y económico. Con esta elección, The dark knight nos abre la posibilidad de otra interpretación, que uno cree más cierta: una película sobre Batman en la que Batman no es el protagonista, sino el Guasón, su eterno antagonista. Seguramente Nolan se habría sentido tentado de titularla “The Joker”, pero además de que sabría que no lo aceptarían en la Warner, develaría innesariamente una preponderanacia del Guasón que no obstante no es real en la película, porque éste no es el protagonista a priori sino que se convierte en él, a partir de un plan que ha urdido con suma inteligencia.
Para destruir a Batman el Guasón intenta quitarle, como primera medida, el valor representativo que pesa sobre él. ¿Cómo invertir el halo de seguridad que surca ciudad Gótica cuando en el cielo se ve la insignia del hombre murciélago? Volviendo a la seguridad insegura, mostrando lo injusto de la acción sobreprotectora del héroe. El Guasón propone el argumento según el cual Batman debe entregarse: el héroe de Gótica actúa al margen de la ley; si bien intenta ayudarla, nunca deja de burlarla y de demostrar su ineficacia. ¿Acaso Batman forma parte del cuerpo policial? ¿No acude cuando ese cuerpo se declara incapaz de enfrentar el mal en la ciudad? Batman debe entregarse para que las cosas vuelvan a marchar normalmente, pues con su acción quebranta la ley. Por cada día que pase y que no se entregue, irán muriendo personas inocentes. Estos asesinatos, a su vez, son publicitados por los medios, de manera que se sepan los hechos y sus causas. Cuando finalmente Batman está por entregarse, Harvey Dent se hace pasar por él y va preso. A partir de aquí comienzan una serie de mentiras y encubrimientos (hasta el Comisionado Gordon se hace desaparecer a sí mismo, dando a entender que lo había secuestrado la mafia), que sostendrán la trama hasta el final.
Así pues, el que fue al cine con ánimos de película “infantil”, se encontró con un torbellino de imágenes que, en forma de enigma en el que se entrelazan —como nos tiene acostumbrados Nolan— todas las historias, nos conducen a reflexionar sobre la justicia, la venganza, la mentira, la violencia y el odio.

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